Su nombre científico es Cucumis Metuliferus, aunque normalmente se le conoce como Kiwano o pepino africano. Pertenece a la familia de los Cucurbitaceae, familia de los melones y pepinos. Y es que, a pesar de su nombre, esta exótica fruta pertenece a la familia de los pepinos y no a la del kiwi como solemos pensar al oir su nombre. Es cultivada por su fruto comestible de forma de un melón ovalado y con espinas que parecen cuernos, de gusto exótico, entre kiwi y el plátano cuando se consume con azúcar y cuando se consume como ensalada es parecido al pepino pero más refrescante.
El origen del fruto es el sur de Africa. A día de hoy se cultiva en países como EEUU, Australia y algunos lugares de Europa y Medio Oriente que por clima, permiten su cultivo. Ya hay ciertos puntos donde empieza a haber producciones de Kiwano en España. No resulta fácil encontrarlo en fruterías de forma normal. Es un fruto que hay que ir buscándolo para encontrarlo. El municipio granadino de Almuñecar es famoso por sus producciones de frutos tropicales como aguacates, kiwis, nísperos o mangos. Estamos hablando de producciones comerciales pero si se quiere cultivar en el jardín de forma particular, admite más localizaciones dentro de España.
El fruto tiene una longitud de unos 10-12 cm por unos 6 de ancho con forma de melón, de color amarillo marrón y espinas carnosas y anchas. Viendo el interior es perfectamente reconocible que se trata de un familiar cercano del pepino por la forma y disposición de las semillas. La diferencia es que el verde de la parte carnosa y mucilaginosa es de una intensidad incomparable con respecto al pepino. Su sabor refrescante con ciertos toques a pepino (aunque más sabroso y con algo de dulzor), hará las delicias de todo el amante de frutas exóticas. Tiene un gran aporte de vitaminas (sobre todo C) y si la corteza exterior no está golpeada ni dañada, puede aguantar de 6 a 10 meses refrigerado.
CONSEJOS DE CULTIVO
Clima
Lo primero que pensamos cuando hablamos de frutas exóticas es su condición de clima cálido. La mayoría de veces se suele acertar. En el caso del Kiwano aunque requiere climas cálidos no son necesarias temperaturas tan tan cálidas. Es más, a nivel particular se podría dar un kiwano siempre y cuando no haya heladas, esté protegido del viento y los periodos de frío no sean ni muy largos ni muy intensos. En España se cultivan frutos más delicados que el Kiwano, como para no atreverse a intentar su cultivo. En climas más frescos se puede intentar cultivar como anual hasta la primera y helada y ver cómo se da. Los ambientes excesivamente húmedos no le favorecen aunque las temperaturas sean benignas.
Suelo
El mejor suelo va a ser aquel que sea muy muy fértil con buen contenido en materia orgánica, situación que conseguiremos con un buen compost maduro. Es una planta de alta exigencia en nutrientes. Además de la parte nutricional, el suelo debe tener una estructura franca y algo arenosa para permitir un buen drenaje y evitar a toda costa los encharcamientos.
Siembra y recolección
Como herbácea que es, se puede cultivar en el huerto como un hortícola más con una germinación previa en semillero protegido (una sola helada acaba con la planta). Tardan de 3 a 5 semanas en germinar. Se puede hacer durante la primavera calculando cuando dejará de helar para trasplantar al huerto. El cultivo del Kiwano se extenderá hasta casi el otoño o, dependiendo del mes de siembra. Cuando los frutos se tornen amarillo-marrón y la corteza esté un poco blanda, será el momento de disfrutar de ellos.
Entutorado y defensa contra el viento
Son dos aspectos muy a tener en cuenta en el cultivo del Kiwano. Se puede entutorar o dejar como rastrera. Si se entutora, el viento le afectará con mayor intensidad y es algo que no lleva bien, así que en función de las condiciones deberemos optar por una u otra opción. La humedad del suelo es otro factor a tener en cuenta. Si el suelo permanece húmedo con facilidad, es conveniente entutorarlo o realizar un acolchado para proteger los frutos de un exceso de humedad.
Reproducción del Kiwano
La reproducción es por semillas como cualquier otra cucurbitácea, dada la gran cantidad de semillas que se pueden recuperar de un solo fruto. Se han de lavar bien y a la hora de la siembra poner a remojo unas horas antes.
TOXICIDAD
Esta especie en estado silvestre natural, contiene trazas de cucurbitacinas que dan a sus frutos un sabor extremadamente amargo, y los hace tóxicos a mamíferos; provocando vómitos, cólicos, diarreas. Debido a ello todos los frutales de cultivo, fueron seleccionados de plantas libres de cucurbitacina y ni son tóxicos ni amargos; siendo comestibles sin problema.